Hace dos años participamos en la organización y celebración del IX Congreso de Psicología Social de la Liberación en la Universidad de la Tierra, Chiapas. Creemos que el IX Congreso fue un proceso del que florecieron buenos resultados: más de 2.000 personas participantes de 22 países; 300 trabajos presentados por 500 autores, casi 100 mesas temáticas… Otras muchas cosas que sucedieron no caben en números: la enorme generosidad y solidaridad compartida, los encuentros y aprendizajes para la vida… Afortunadamente, de esa su realidad ya da cuenta la emoción que en esos días vivimos como corazón colectivo.
Creemos por todo ello que el IX Congreso marcó un hito en nuestra pequeña historia colectiva de la Psicología Social de la Liberación (PSL). Un tiempo después de una experiencia tan intensa para el nosotr*s, nos pareció que era buena idea abrirnos un espacio para pensarnos colectivamente desde esa experiencia.
Queremos nombrar qué hicimos, cómo nos organizamos y por qué razones lo hicimos así; qué resultó y qué no, y por qué creemos que fue así. Queremos nombrar todo ello en tanto que parte de los diferentes todos y nadies que somos. Queremos dar nuestra palabra sincera y constructiva porque creemos que es importante reconocernos en nuestra complejidad, tanto en nuestras fortalezas, como en nuestras miserias. Queremos hacerlo porque también tenemos propuestas antes desafíos actuales de la PSL que consideramos siguen necesitando de respuestas colectivas hacia la liberación: PSL y autonomía, PSL e interculturalidad, PSL y movimientos sociales…
Se trata de continuar el ejercicio de aplicar los propios presupuestos a nuestras propias prácticas. Aplicar a lo que hicimos, las tareas urgentes que Martín Baró planteaba a la psicología latinoamericana: la recuperación de la memoria histórica, la desideologización del sentido común y de la experiencia cotidiana, y la potenciación de las virtudes populares.
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